domingo, 2 de marzo de 2014

sandra (18 Noviembre 2010 - hoy)

Imagen de Mi Kee

Me levantaba por la mañana y una sombra volvía a nublar la visión de mi realidad. Otra vez! –pensaba– Ya se me pasará–  y continuaba el día y así otro y otro y otro. Me preocupaba, me rayaba, lloraba, creía que las cosas no me salían bien, pero en realidad no hacía nada para cambiarlas y continuaba triste, mal e infeliz. 

Llega un momento que disfrazas tu vida, pones príncipes azules que destiñen a tu lado, haces deporte, te quieres ver bonita, sales, entras, te compras ropa y empiezas a desarrollar ciertas actividades, como la meditación, que te hacen tomar más conciencia de lo que te pasa. Eso está bien pero continúas escondiéndote, poniéndote la máscara de alegría y cada vez te sientes peor. 
Esperas un cambio pero es tal el deseo que lo ahogas antes de dejar que este suceda por si solo. Sabes la teoría perfectamente, sólo debes rendirte y permitir que suceda lo que tenga suceder. Te dura un día y al siguiente vuelves a sentirte tan mal que vuelves a forzar el destino deseando, deseando, deseando. Sólo debes pararte y pararlo. Y no se trata de falta de valentía para proceder si no falta de confianza. No confías en ti ni en que suceda lo que te mereces que suceda. Cuando no confías eres terriblemente vulnerable.

Y así vivía mi presente, o mejor dicho, no lo vivía, y un buen día me dicen que estoy enferma y esta vez es de verdad. Incertidumbre, pánico, dejas de racionalizar y empieza un camino de terrible angustia. No te paras, te paran. 
–No quiero entrar en la culpa, estas cosas suceden –me digo a mi misma– No quiero entrar en el por qué a mi, porque no se trata de mala o de buena suerte. 
Quiero salir de todos estos argumentos y decido abrazar lo que me pasa porque quiero transformarlo. Decido no querer luchar contra ello porque, a pesar del sufrimiento, esto sólo puede tener sentido siendo lo que es: una oportunidad y no quiero luchar contra mi oportunidad.

Ahora puedo ponerme en la piel de muchos enfermos que odian terriblemente lo que les pasa y odiar tu enfermedad es odiarte a ti. Creo en el poder del pensamiento positivo, creo en las ganas de vivir y creo en la vida. Y no se puede luchar contra una enfermedad porque ella no es tu enemigo.

Tengo objetivos a corto plazo y voy a llevarlos a cabo y esto sólo se puede hacer estando bien y así será. 
Hoy os puedo decir que la vida es muy frágil y todo es bueno vivirlo. 
Celebrar vuestras experiencias vitales, todas y cada una de ellas, las buenas y las malas, porque todas son VIDA.

WARATAH, es una flor de Australia que ayuda a sacar hacia afuera los recursos de supervivencia, engendrando valor, fortaleza, tenacidad y perseverancia. Aporta fe para continuar hacia delante y tomar conciencia que aquello que te sucede en la vida te lo envían porque tienes la fortaleza suficiente para hacerle frente.


Y, por encima de todo, CONFIA!.

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