martes, 26 de julio de 2011

El Club de los singles muertos

Era mediados de Junio y me encontraba en la terraza de un hotel muy céntrico de Barcelona. Mis amigos me habían sacado a pasear. Mi mente estaba espesa, mis neuronas pegadas entre ellas formando una única neurona que era incapaz de hacer dos cosas a la vez: pensar y hablar.
Estaba atardeciendo, el sol empezaba a caer detrás de la ciudad que aparecía como pintada delante de mi. Un bonito espectáculo para un momento tan irreal. Mi amigo me informa que en breve llegaran otros amigos – El club de los singles muertos – me dice - ¿Singles muertos?. En fin...apuré mi cerveza y pedí otra en la barra.

En breve llegaron, eran 2 chicos y una chica. Les había conocido hacía una semana en una fiesta de cumpleaños en la que llegué y me fuí. Enseguida me gustaron. Nos saludamos en un ademán de complicidad. Tenían mi edad y estaban heridos. Cada uno en diferentes etapas de la carrera, pero heridos como yo. La causa de su pesar: sus parejas o en este caso, sus ex-parejas.

No se les veía tristes y para nada me parecieron personas vulnerables, todo lo contrario, se reian constantemente, tenían amigos, una vida interesante y eran  fans  de ella.
Uno me mira, Dani, y me comenta que me vió llorando en la fiesta de cumpleaños. Yo asentí. Parecía que yo era la que tenía la herida más reciente. 2 semanas –uyyyyy! Estas en el principio!. - Me dijo ella- Yo sonreí, no sabía si eso era muy malo.

Enseguida entablamos conversación y empezaron a contarme sus historias de dolor. Uno a uno, por separado y a lo largo de la noche. Era como si quisieran  demostrar que a pesar de todo, lo estaban superando,  que querían y estaban rehaciendo sus vidas, que volvían a sonreir, pero ninguno de los tres singles muertos querían iniciar de nuevo una relación. Demasiado dolor, demasiadas noches sin dormir, demasiadas mentiras, demasiado amor entregado, demasiada incomprensión, demasiadas lágrimas, demasiadas esperanzas destruidas y  todo con un mismo denominador común: la falta de respeto hacia el otro, amén de inseguridades y otras excusas de mal pagador que para nada justificaban todo el daño cometido. Y en ellos, la incredulidad del que ha amado mucho a un enemigo.

Suspiré, me ardían lo ojos y  de nuevo se me clavó algo en el corazón, miré BCN y me prometí que jamás en la vida iba a permitir que me trataran como él lo había hecho. Uno de los singles muertos me rodeo con el brazo, me miró y me dijo: ¿vamos a cenar?. Me descolgué del taburete y nos fuímos todos.

Imatge feta per Mi Kee
Pasados los meses, el duelo, el vestido negro, los llantos y crujir de dientes, el melodrama, y todos los dolores de alma habidos y por haber es el momento de tomar sólo 2 esencias de Bush combinadas: BORONIA más BOTTLEBRUSH, que permiten dejar el pasado y movernos hacia delante.

Friends

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