Imagen de Mi Kee
|
La vida, un buen día, empezó a tener textura. Por ella ya no
andaba en línea recta, ahora había un montón de curvas y paisajes que aunque
siempre habían estado jamás los había visto. Descubrir esos paisajes fue del
todo inevitable y curiosa que soy, quise verlos todos y en más de uno me quedé atrapada. Me
encontré con millones de monstruos que daban mucho miedo pero no quise nunca
irme corriendo. En vez de sacar mis armas de guerrera saqué la mesa de camping
y me puse a jugar a cartas con ellos. Allí se hicieron muchas apuestas, algunas
todavía las debo. Creo que me queda poco para acabar de pagarlas.
Me hice muy amiga de Perversión García la que no necesitó
nunca conquistarme porque en su barrio yo ya había vivido y la conocía de oídas.
En su casa nunca había luz pero yo siempre desarrollé un especial don de ver
sin luz. En la oscuridad me sentía bien y sus habitantes ponían a prueba mi
valentía y eso me gustaba. Me hacían sentir fuerte, especial y por encima del resto del mundo.
Cuando me daba por mirar hacia el cielo, a veces,vislumbraba un trocito azul pero enseguida venían nubes. Abría el paraguas y
continuaba.
Me gustaban la pelis de terror, escuchaba The Mission, me
quedaba embelesada mirando las portadas de los discos de Fields of the Nephilim
que me enseñaba Carlos y tenía 26 cuando, bruscamente, se levantó la barrera del paso nivel para que cruzara velozmente la
Reina de mi Oscuridad. Me quedé fascinada aunque muy asustada. Jamás había
conocido nada igual. Ella puso a prueba mis ganas de reír y descubrí que eso de
los monstruos estaba bien pero tanto, tanto...
Un buen día, me miró y con
soberbia me dijo que ella había venido para quedarse que me tenía que enseñar
muchas cosas que, seguramente, no me iban a gustar pero que me servirían, siempre.
En esos momentos, juro que eché mucho de menos a Perversión
García, con ella me movía como pez en el agua pero con la Reina de mi
Oscuridad...uffff! me costaba y mucho. Me ha dicho que el 18 de noviembre (del 2010) es posible que
se coja el AVE y se vaya para siempre. Quiero creérmela, ya veremos.
Durante esa época conocí algún que otro príncipe azul desteñido
y aguantaba hasta que el traje se le rompía, entonces cogía las maletas y me
iba hacia otro paisaje. La Reina en esos momentos se enfadaba mucho conmigo. Era
cuando peor estaba y yo, cuando se ponía
tan mal, sólo sabía hacer una cosa: llamar
a Perversión García.
Pero entre tanto
monstruo, oscuridad y tristeza siempre hubo momentos de luz, de cielo azul, de
aguas tranquilas, de grandes héroes escurridizos de estos mundos que me cogían de
la mano y se ponían a correr a mi lado, riendo. Siempre era mediodía de Agosto
con ellos.
Desde entonces siempre prevalecen en mi las ganas de vivir con
textura y para ello siempre hay que
estar alerta para no dejar perder la oportunidad de ser de verdad y divertirse
mientras lo haces.
Y entre tanto camino encontré uno que me descubrió la
posibilidad de ver a los monstruos menos feroces, de aprender de la Reina y no tenerle miedo. Desde entonces Perversión
García y yo ya no salimos tanto pero vamos al gimnasio juntas. Creo que seremos
amigas siempre.
Las flores con su gran poder de sanación pintaron de
verde el camino que finalmente escogí: el de crecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario