Que desgraciado es el artista que no conecta con su arte. Cuantas veces hemos visto como las crisis de creatividad pueden llegar a volver loco a quien las vive. Cuanto cuesta entender que aquel que tiene el don de crear ya sea a través de la música, de la pintura, de la fotografía, llega un día que aquel don no está, o se percibe como si no estuviera. No vale ningún esfuerzo para lograr recuperarlo, piensas. Aquello se fue, o eso parece.
Imatge feta per Mi Kee |
Creamos porque nos inspiramos y la inspiración, fuente de creación, es presente. Viene a nosotros en el momento en que conectamos con ella. ¿Cuándo pasa esto? Nunca de forma voluntaria. El puente siempre está, pero no siempre lo vemos.
Iris, un lirio de color añil se convierte en ese puente, en un arcoíris que simboliza la unión entre el cielo y la tierra, que conecta con el mundo divino y nos trae la inspiración. Restaura y revitaliza el alma trayendo el color y la pasión en nuestras vidas. Nos empuja a crear y a cultivar la belleza. Cuando perdemos la conexión con nuestra creatividad nos alejamos de nosotros mismos.
Iris es el encuentro con uno mismo, con lo mejor de cada uno de nosotros.
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